Es la operación más frecuente en ginecología, después de la cesárea, y se realiza para curar dolencias uterinas que afectan la vida de muchas mujeres. Tras la cirugía desaparece la menstruación y no hay opción de embarazos. Conoce cuándo es necesario hacerla y cuáles son sus pros y sus contras.
Mónica tiene 45 años, tres hijos y múltiples miomas –tumores benignos que se desarrollan en el útero–. Mes a mes sufre intensos sangrados y muchos dolores que entorpecen su vida cotidiana. No quiere tener más hijos y desea que sus agudas molestias terminen. Su ginecólogo le sugirió la histerectomía, ya que ella es una candidata óptima para esta intervención, que junto con eliminar su útero se llevará también todos los malestares que la aquejan. “Si esta paciente no quisiera perderlo, los miomas, en su caso, podrían retirarse con cirugía y conservar así el útero. Sin embargo, dada su edad y ya que ella no buscará más embarazos, el procedimiento se puede aplicar sin problemas para Mónica”, explica el doctor Rodrigo Pineda, instructor adjunto de la Facultad de Medicina UC, especialista en uroginecología y gineco-obstetra de Red de Salud UC CHRISTUS.
Por qué y cuándo
La histerectomía es la segunda cirugía ginecológica más frecuente del mundo. En los casos más graves –y en aquellos que no han respondido a otros tratamientos–, puede ser la opción indicada para poner fin a las distintas dolencias que afectan al útero, entre ellas:
1. Miomas: Son tumores benignos (no cancerosos) que crecen en el músculo uterino. La mayoría de las veces las mujeres que los tienen no presentan síntomas y, por lo tanto, no requieren tratamiento. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden causar importantes sangrados y dolor. También se operan cuando su tamaño es tal que comprimen los órganos vecinos.
2. Prolapso uterino: Consiste en el desplazamiento del útero desde su ubicación normal hacia la vagina debido al debilitamiento y ensanchamiento de los ligamentos y de los tejidos pélvicos. Los partos, la obesidad y la pérdida de estrógeno después de la menopausia pueden contribuir a la aparición de esta enfermedad. Muchas veces la cirugía de corrección del prolapso implica realizar una histerectomía, no porque el útero esté enfermo, sino para reparar el prolapso.
3. Dolor pélvico: Puede tener muchísimas causas asociadas. La irritación de los órganos pélvicos, que produce adherencias o cicatrices, es la más común. Esta situación puede deberse a una endometriosis, a una infección o a una lesión.
4. Hemorragia uterina anormal: Ocurre cuando hay un sangrado irregular, abundante o excesivo, que proviene del útero. Las causas son múltiples, pero se puede deber a miomas, cambios hormonales, infecciones uterinas o a un cáncer.
5. Endometriosis: Esta enfermedad aparece cuando el endometrio, que es el revestimiento interior del útero, crece fuera de él y sobre órganos adyacentes. Puede causar periodos menstruales muy dolorosos y problemas de infertilidad. A veces el tratamiento de los síntomas asociados implica realizar una histerectomía, siempre y cuando la paciente no quiera mantener la posibilidad de tener un embarazo en el futuro.
6. Cáncer: Dependiendo del tipo de cáncer ginecológico, la histerectomía es la única opción. A diferencia de las otras enfermedades, que sí tienen cirugías alternativas si se quiere conservar el útero.
Efectos secundarios
Después de realizar el procedimiento –que se podrá aplicar según cada caso en particular–, existen diversos efectos a los que hay que poner atención según el doctor Pineda.
1. Físicos: Si no se sacan los ovarios, seguirán existiendo cambios hormonales como cuando había menstruación, pero no habrá sangrado. Si se extirpan, se producirán alteraciones similares a las de la menopausia. Estas pueden incluir bochornos, sequedad vaginal, sudoración nocturna, cambios del estado de ánimo u otros síntomas, por lo que a veces es necesario recetar hormonas a la paciente.
2. Emocionales: Algunas pacientes pueden sufrir depresión, disminución de su autoestima y sensación de pérdida de valor como mujeres al asociarse la histerectomía con el fin de la fertilidad. Otras, en cambio, ven la intervención como la liberación de un gran problema.
3. Sexuales: En términos físicos y técnicos no hay ningún desmedro. Por el contrario, la ausencia definitiva de dolor y de sangrado se traducen en una mayor disponibilidad para la actividad sexual, la que muchas veces mejora luego de la operación.
Tipos de histerectomía
• Abdominal: Se efectúa mediante una incisión abdominal que puede hacerse en la misma ubicación en la que se hace una cesárea, incluso más pequeña.
• Vaginal: El útero se saca a través de la vagina. Esto implica que no existirá una herida abdominal, lo que disminuye el dolor y el riesgo de infección de la herida operatoria.
• Laparoscópica: En este caso la operación se lleva a cabo mediante unos pequeños orificios en el abdomen. Posteriormente, se retira todo el útero por la vagina o por partes a través de los mismos orificios creados en la laparoscopía. Esta técnica se usa si no es posible realizar la cirugía por vía vaginal y para evitar hacerla por vía abdominal.
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Riesgos asociados
El doctor Pineda explica que los peligros de la histerectomía son similares a los de cualquier otro tipo de operación.
1. Anestesia: La cirugía se realiza con anestesia general y es posible que algunas mujeres se sientan irritables, cansadas o débiles unos días después o que presenten náuseas.
2. Infecciones: Como con cualquier tipo de operación, siempre hay riesgo de infección. Si esto ocurre, el doctor indicará un medicamento para tratarla.
3. Sangrado: La posibilidad de que esto suceda, al igual que en toda cirugía, existe y esto es tratado durante el mismo procedimiento.
4. Lesiones de órganos cercanos: Durante la intervención es posible lesionar algún órgano adyacente, por eso es fundamental que esta cirugía la practique un especialista.
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Vivir con una enfermedad uterina no cancerosa puede ser doloroso, agotador y muchas veces peligroso. Lo importante es que existen tratamientos y –en muchos casos– no es necesario renunciar a los embarazos. La histerectomía no es siempre la única opción.
Colaboración: Dr. Rodrigo Pineda, Ginecología y Obstetricia, Red de Salud UC CHRISTUS.
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